miércoles, 3 de agosto de 2011

Ciegos y desmemoriados

Situados en un escenario de hartazgo y decepción del electorado frente a sus gobiernos estatal y federal, que apunta claramente a la alternancia, panistas locales muy notables están decididos a convencer a la ciudadanía del peligro que supone el regreso del PRI al poder y “contrastar los Gobiernos del PAN en Jalisco con los últimos años de Administraciones priistas”. No rehúyo el debate, aunque no creo que esto sea lo que espera la sociedad de los políticos.
La estrategia electoral del PAN consistente en criminalizar la política manipulando abiertamente al aparato de seguridad y procuración de justicia, bloquear irresponsablemente la gestión pública de los adversarios y fomentar el miedo al regreso del PRI.
Lo primero que deberíamos hacer, entonces, es situar los datos en un contexto pertinente. No existe así punto de comparación entre las administraciones  priistas estatales hasta 1994 y las panistas de entonces a la fecha.
El presupuesto ejercido aquel año fue de 10 mil 137 millones de pesos contra 71 mil millones en 2010, 7 veces más. Durante las administraciones priistas se creó y construyó Pensiones del Estado, el SIAPA, SISTECOZOME, las dos líneas del Tren Eléctrico Urbano, la Biblioteca Pública del Estado, el Consejo Metropolitano, la Central de Reportes de Emergencia, los parques metropolitanos, la Avenida Lázaro Cárdenas, los primeros pasos a desnivel en López Mateos, Patria y Periférico y una obra de infraestructura carretera, hidrológica y de riego impresionante, por dar solo algunos ejemplos.
Lejos de construir nuevas instituciones y dar continuidad a buenas políticas, el panismo ha socavado unas y desviado otras.
Durante los gobiernos de Acción Nacional se aumentaron los sueldos, se crearon los bonos, se generó una tendencia al incremento de la burocracia en forma exponencial.
En el último gobierno estatal priista se destinaba 20 por ciento al gasto administrativo y 18.5 por ciento a obras públicas; hoy se destina el 35 por ciento a mantener la burocracia (los salarios de altos funcionarios se han triplicado) y sólo 4.6 por ciento a obras.
Otro aspecto que ha dañado a las administraciones públicas ha sido la creación de innumerables institutos, consejos, secretarías, organismos al por mayor, que para lo único que sirven es para generar espacios para las personas que son afines a su partido político, desplazando el talento y la experiencia de muchos jaliscienses.
Con Acción Nacional se construyó un Macrobús que fracturó la ciudad, se encuentra en quiebra y es recurrentemente subsidiado; se edificó un costosísimo puente atirantado sin necesidad alguna; la deuda pública creció 239 por ciento, y el desempleo pasó del 3.8 al 6 por ciento.
Es evidente que por los gobiernos de Acción Nacional se duplicó el consumo de drogas en el país, además, el 78 por ciento de los delitos son cometidos por jóvenes de 14 a 21 años, y esto no puede ser culpa del pasado, porque esos jóvenes crecieron con gobiernos panistas.
Por el gobierno del PAN 230 mil mexicanos han sido desplazados por falta de garantías y seguridad, además de que 40 mil han solicitado asilo a Estados Unidos y Canadá.
México ha perdido competitividad y productividad. Expertos economistas consideran un misterio cómo fue posible que los ingresos extraordinarios por concepto de exportaciones petroleras no se hayan traducido en crecimiento del PIB.
Según Transparencia Internacional subimos 47 lugares en su ranking de corrupción, lo que indica que en 10 años se duplicó.
Es muy desafortunado que, de nueva cuenta, la estrategia de Acción Nacional consista en atacar a sus adversarios políticos, señalándolos como "lo peor que puede pasar", con este discurso que sólo envenena el ambiente y rompe los puentes del diálogo político.
El panismo en el poder sigue estancado en el rencor social soterrado que sale a la luz en el discurso ambiguo pero de una violencia emocional intimidante.
Pese a todas estas evidencias, no es esta clase de debate el que espera y merece nuestra sociedad. Ejerciendo la política con seriedad, responsabilidad y sentido de autocrítica, el PRI entiende muy bien el contexto histórico en que actuó en el México posrevolucionario, en la posguerra y la era de la globalización, reconoce los errores y desgastes en que incurrió en el pasado reciente y refrenda su clara vocación de constructor de las instituciones, promotor de las grandes reformas que han modernizado y democratizado a México, mantiene su firme voluntad de no ceder ante las provocaciones de una burocracia panista advenediza, pragmática e insensible y su proyecto de devolver a Jalisco la concordia y la voluntad de progreso que merece.


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